Abogada Melissa Figueroa, egresada de la UNAP sede Arica: “Los defensores de derechos humanos somos indispensables”

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La abogada valora sus estudios en la Universidad Arturo Prat (UNAP) por “la pertinencia, el conocimiento del entorno y el compromiso para ser un aporte en su región; nos sabemos nortinos, nos reconocemos como tales y trabajamos para mejorar nuestra tierra”.

Melissa Estrella Figueroa San Martín (42) es fanática de películas musicales antiguas y colecciona música y souvenirs de su banda favorita: The Beatles. Su lado verde sale a la luz cuando se dedica a la jardinería; desarrollando técnicas como el vermicompostaje (un método ecológico para darles valor a los residuos orgánicos) y, cuando tiene algunos preciados minutos libres, se relaja tejiendo.

Esta abogada vive en Arica y, define a sus hijos, Victoria y Felipe, como “lo mejor y más importante en mi vida; ellos han motivado mi existencia desde que nacieron; hoy son los adultos más increíbles: talentosos y buenas personas; son mi mayor orgullo”.

Sobre su familia, explica que su compañero de vida, Anthony Torres Fuenzalida, es también colega. “Así que nos divertimos mucho en nuestra burbuja nerd. Lo conocí como profesor de Derecho Romano y 11 años después, la vida y las circunstancias nos reunieron, él divorciado y yo viuda, fue un regalo de la vida el reunirnos. La vida sin amor no tiene sentido”, describe.

EN LA UNAP

Estudió Derecho, ingresando el año 2006 a la sede Arica de la Universidad Arturo Prat (UNAP). “Siempre supe que iba a ser abogada, aunque si me hubieran permitido habría sido artista. Fue todo un reto al sistema y a los prejuicios estudiar Derecho, casada y madre joven, nadie creía que iba a lograr titularme en una carrera tan exigente y larga, no obstante, obtuve el mejor promedio de notas de mi generación y fui elegida la mejor alumna por mis maestros”, recuerda.

Sus amistades de infancia recuerdan que Melissa decía desde pequeña que quería ser abogada y cuando la UNAP abrió la carrera en Arica, fue la oportunidad para cumplir su sueño postergado. La abogada valora sus estudios en la Universidad y expresa que “la pertinencia, el conocimiento del entorno y el compromiso para ser un aporte en su región; nos sabemos nortinos, nos reconocemos como tales y trabajamos para mejorar nuestra tierra. Todos los profesores en la universidad fueron importantes en mi formación”.

PREMIO NACIONAL

“Tuve el privilegio de tener un fiscal como profesor de Derecho Penal (Carlos Eltit); a un defensor penal público como profesor de Litigación e Investigación Criminal y guía de Memoria de Grado (Sergio Vilca); magistrados como profesores de Derecho Civil (Eduardo Rodríguez) y Derecho Procesal (Fernando González); la abogada del SII en Derecho Tributario (Karla Brito), y una jefa de carrera excepcional, Gigliola Carlevarino”.

El agradecimiento hacia parte del cuerpo académico de la UNAP sede Arica lo lleva como un gran orgullo y recuerda que esa misma jefa de carrera “me retó a llegar más allá de los límites que nosotras y la sociedad nos impone, lo que finalmente me llevó a ganar un premio nacional del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en el certamen “Haz tu tesis en Cultura” y a ser Defensora Penal Público, recién titulada”.

También agradeció a las funcionarias de UNAP Arica: Marinka Díaz, Florentina Rain y Margarita Lobos fueron las secretarias de la carrera que siempre estuvieron para “facilitarnos la existencia como estudiantes: atentas, cariñosas, muy eficientes y profesionales; la Escuela de Derecho de Arica se destacó desde el principio por su excelencia, algo imposible de lograr sin funcionarias como ellas”.

Además, menciona a un compañero que falleció tras egresar, Armando Tapia. “Era una enciclopedia de experiencias, te daba consejos con las frases más increíbles y divertidas; un sobreviviente que sólo estaba ‘aprovechando los descuentos con nuevas aventuras´ y que fue mi mejor amigo durante 8 increíbles años”, dice.

CARRERA PROFESIONAL

Mientras estudiaba los últimos años de pregrado, hizo diplomados en Derecho Procesal Penal y Gestión de Políticas Públicas; luego uno de Actualización Jurídica y en Derechos Humanos. Actualmente, está cursando un Máster en Derechos Humanos en la Universidad Carlos III de Madrid, en España.

En su primer año de titulada formó parte del equipo de profesionales de la “Oficina de Defensa de la Mujer” para luego acreditarse e ingresar a la Defensoría Penal Pública y, de ahí al Instituto Nacional de Derechos Humanos. Su carrera profesional dio un giro que no tiene intenciones de cambiar.  “Actualmente soy abogada del ‘Proyecto Verdad. Justicia, Reparación y Garantías de no Repetición’ de la sede Arica y Parinacota del INDH para el seguimiento de los casos de violaciones de los Derechos Humanos del estallido social de octubre de 2019, que conocimos durante las observaciones en las manifestaciones, la época más difícil y peligrosa que me ha tocado enfrentar; al mismo tiempo, realizamos observación de fronteras y la crisis humanitaria de la diáspora venezolana, con especialidad en detección de casos con necesidades de protección internacional, experiencia adquirida durante 2 años en el contexto de un proyecto con ACNUR”, indica.

En cuanto a sus proyectos a futuro refiere que seguirá trabajando en el área de los derechos humanos, sin importar la institucionalidad. “Los defensores de derechos humanos somos indispensables, el precio que se paga por ello es alto, pero estoy dispuesta a seguir en esta labor que ya la considero como una parte importante de mí como ser humano”.

Cada actividad que desarrolló profesionalmente tiene su cimiento en lo aprendido en la UNAP: la litigación, la investigación y el hábito de estudio son aptitudes adquiridas en su etapa de universitaria; la capacidad de transmitir información a través de exposiciones, el desarrollo de reuniones de trabajo que sean provechosas y constructivas y el trabajo en equipo son el resultado las lecciones aprendidas en las aulas de la UNAP, según indica.

“A las nuevas generaciones de estudiantes les digo que aprovechen que tienen todo el conocimiento del mundo en sus manos. Siempre cito a The Beatles y su canción “The end” como consejo de vida; es una breve canción que cierra su último disco, lo último que grabaron juntos dice: Y al final, el amor que recibes es igual al amor que das”, cierra.

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