Inspirar, movilizar y generar cambios reales.
No se trata solo de entregar instrucciones, sino de influir positivamente. Eso es lo que entendemos en la UNAP como liderazgo transformacional y antifrágil.
Hoy más que nunca, en un mundo desafiante, necesitamos liderazgos que no solo resistan la tormenta, sino que se fortalezcan con ella. Que no teman al cambio, sino que lo abracen con convicción. El liderazgo transformacional nace de una visión compartida, de la capacidad de conectar con otros, de dar sentido a lo que hacemos. Es un liderazgo cercano, emocionalmente inteligente, que escucha antes de hablar y que construye antes que ordenar. Un liderazgo que debe leer la cultura, capacidades y las motivaciones de quienes integran su organización y alinearlas con los objetivos de la misma.
Pero ese tipo de liderazgo no basta si no es también antifrágil, porque lo frágil se quiebra, lo robusto resiste, pero lo antifrágil mejora con el caos. Lo que hace mucho sentido si pensamos que vivimos y creamos desde un territorio en constante transformación. Innovamos en contextos complejos, investigamos en la frontera del conocimiento, construimos soluciones con y para nuestras comunidades.
Para nosotros, la antifragilidad no es un concepto de moda, es práctica cotidiana. Es transformar la desigualdad, la migración, la crisis hídrica o la desconexión territorial en oportunidades para generar valor, conocimiento y futuro.
Estamos formando estudiantes y profesionales que lideren desde la empatía, la visión y el coraje. Que comprendan que cada obstáculo puede ser una oportunidad para renovarse. Que entiendan que liderar no es tener todas las respuestas, sino saber escuchar, dudar, adaptarse y volver a empezar con más fuerza. El cambio y la incertidumbre son inevitables, y debemos verlos como oportunidades para crecer, como institución resiliente que siempre hemos sido. Así en Arica, Iquique, Antofagasta, Santiago y Victoria, a lo largo de todo Chile e incluso más allá de nuestras fronteras, nuestro sello UNAP nos empuja y compromete con el desarrollo sostenible, la diversidad, la vocación pública y la conciencia territorial con una mirada global. Porque no olvidamos que el verdadero liderazgo no se impone desde arriba, se construye desde dentro. Desde la sala de clases, desde la comunidad, el laboratorio o la empresa. Ahí donde, cada día, nuestros miles de titulados y tituladas, egresados y egresadas transforman realidades.