“Aún hay entrevistas donde se les pregunta si son madres, como si eso definiera su capacidad profesional”
Entrevista: Jessica Lizama Arriagada
En un país donde la lucha por la equidad de género aún enfrenta barreras estructurales, Jessica Lizama se ha convertido en una figura clave en la transformación del panorama laboral femenino. Ingeniera Comercial Licenciada en Administración y Control de Gestión titulada de la Universidad Arturo Prat con un Diplomado en Nivel Avanzado en Genero, su trayectoria es tan diversa como inspiradora: estudió publicidad, cocina internacional, administración de empresas, control y gestión, hasta consolidar su perfil profesional en la gestión empresarial.
Actualmente, es Coordinadora Regional del Programa Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, en el área Mujer y Trabajo.. Lizama lidera iniciativas que buscan reducir las brechas de género y fomentar la conciliación entre la vida personal, laboral y familiar. Su enfoque ha sido claro: crear espacios de sensibilización y capacitación que permitan a las mujeres no solo emprender, sino también tomar decisiones estratégicas en industrias históricamente masculinizadas.
Reconocida en 2024 por Corfo como una de las mujeres líderes de la región de Arica y Parinacota, su labor ha sido fundamental en el desarrollo económico local. “Ellas no son solo emprendedoras, son mucho más”, afirma Lizama, destacando la importancia de la formación continua como herramienta de empoderamiento.
Equidad sin exclusión: “una mirada realista al rol de la mujer y del hombre en la sociedad actual”
“No soy feminista, soy realista”, afirma con convicción la entrevistada, quien, desde su experiencia profesional y académica, como licenciada en administración, con diplomados en género y desarrollo económico, plantea una visión crítica pero inclusiva sobre la desigualdad de género.
Reconoce que la desigualdad es real y multifactorial, y que su trabajo busca dignificar el rol de la mujer en el mundo laboral, promoviendo políticas activas que generen conciencia, conversación y corresponsabilidad. Subraya que la inserción de la mujer en el trabajo ya no es una opción, sino una necesidad país, especialmente en un contexto de baja natalidad y desafíos económicos.
Sin embargo, también destaca que no se debe excluir ni desvalorizar la figura del hombre, reconociendo que históricamente ha cargado con el peso cultural de mantener a lafamilia. “Así como se ha acusado al varón de ser machista, también hay que reconocer que sobre sus hombros había una responsabilidad social”, señala.
La entrevistada enfatiza que la equidad debe construirse sin sesgos, y que la tecnología ha abierto oportunidades para que las mujeres accedan a espacios antes considerados masculinos, como la minería o la operación de maquinaria. A su vez, invita a los hombres a explorar carreras tradicionalmente femeninas, promoviendo una sociedad donde no existan límites por género.
Su llamado es claro: trabajar en conjunto, sin exclusiones ni temores, para revertir la inequidad y construir un entorno laboral más justo, donde las oportunidades estén al alcance de todas y todos.
Sin embargo, también denuncia las persistentes formas de discriminación que enfrentan las mujeres, especialmente en relación con la maternidad. “Aún hay entrevistas donde se les pregunta si son madres o respecto a sus planes de serlo, como si eso definiera su capacidad profesional”, señala. Esta realidad no solo limita el crecimiento laboral femenino, sino que contribuye a una preocupante baja en la natalidad, proyectando que para 2050, un tercio de la población chilena será mayor de 60 años.
Lizama insiste en que el cambio requiere voluntad política y compromiso institucional. Programas como el de Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, impulsado por SernamEG, son pasos importantes, pero insuficientes si no se acompañan de una transformación cultural profunda. Su liderazgo honra el trabajo excepcional de muchas mujeres en sectores productivos diversos, y marca un hito en la lucha por una sociedad más justa, donde ser mujer y madre no sea un obstáculo, sino una fortaleza.
