Titulado de Ingeniería en Control de Gestión de la UNAP en Arica , doctor en ciencias económico-empresariales y servidor público en la ciudad de la Eterna primavera , Rafael Arrepol encarna una convicción, el conocimiento es más valioso cuando se pone al servicio del bienestar colectivo.
A veces, las ciudades cuentan historias silenciosas. En Arica, cuando el sol cae sobre el Pacífico y el viento trae calma, Rafael Adrián Arrepol Farfán encuentra el espacio donde la reflexión y el compromiso se abrazan. Para él, la familia es brújula y refugio; la filosofía, un modo de andar el mundo; y la educación pública, un puente que conecta sueños con territorio.
“Mi familia es mi centro. Nada vale si no hay equilibrio”. Esa convicción guía su paso por la vida. A los 46 años, Rafael mira su camino con gratitud y propósito, recordando que los logros personales cobran sentido cuando se comparten y se devuelven en forma de servicio.
UNAP PUNTO DE PARTIDA
Cuando ingresó a la Universidad Arturo Prat para estudiar Ingeniería en Ejecución en Control de Gestión, buscaba comprender cómo las decisiones económicas pueden mejorar la vida de las personas. Descubrió algo más: una comunidad académica comprometida, un entorno que valora el territorio y un sello humano que marcaría su profesión.
De ese periodo recuerda docentes cercanos, aprendizaje riguroso y una idea que lo acompaña hasta hoy “El conocimiento cobra sentido cuando se pone al servicio de los demás”. Esa premisa, que nació en las aulas de la UNAP, se transformó en filosofía laboral y personal.
Para Rafael, el sello UNAP está en la resiliencia y en la responsabilidad pública. “Somos profesionales con conciencia social, conectados con nuestro territorio y preparados para aportar desde la ética y la empatía”. Esa impronta lo ha acompañado tanto en instituciones públicas como privadas, en Chile y en el extranjero.
APRENDER Y ENSEÑAR
La curiosidad intelectual lo llevó más lejos. Tras su título en la UNAP, completó un Magíster en Finanzas Aplicadas en Santiago y Madrid; un Doctorado en Ciencias Económico-Empresariales en México; y un programa de Business Analytics en la Universidad de Cambridge Inglaterra. Hoy continúa formándose en filosofía y antropología filosófica, convencido de que la economía necesita un fundamento ético.
La academia es parte de su ADN profesional. Es docente en la UNAP sede Arica, partícipe de procesos formativos técnicos y universitarios, evaluador de tesis e integrante del claustro doctoral de la Universidad Tecnológica de México.El 2026 dictará clases de postgrado en Perú . Para él, enseñar es también un acto de reciprocidad “Estudiar y servir son caminos que se nutren entre sí”.
COMPROMISO
Actualmente, Rafael trabaja en el Gobierno Regional de Arica y Parinacota, aportando en la División de Desarrollo Social y Humano, donde se impulsan políticas y programas que buscan reducir brechas, vinculando al organismo con la Sociedad civil, fortaleciendo capacidades y promoviendo bienestar con enfoque territorial.
Cada proyecto, dice, es una oportunidad para marcar una diferencia real. “Trabajar por el desarrollo humano y social en Arica es un privilegio y una responsabilidad. Esta región, con su multiculturalidad y riqueza humana, merece decisiones visionarias y éticas”.
Y su mirada sigue ampliándose. En lo inmediato, formalizará su consultora IKARA, enfocada en educación, finanzas, administración y liderazgo. A futuro, aspira a compartir conocimiento en plataformas globales como TED, con un mensaje que conecte pensamiento crítico, desarrollo regional y equilibrio emocional.
FILOSOFÍA PARA TIEMPOS INCIERTOS
Quien escucha a Rafael advierte dos influencias que conviven en armonía, Aristóteles y El Principito. Virtud y sensibilidad. Prudencia y asombro. “Lo esencial es invisible a los ojos” y “la felicidad está en la justa medida” son ideas que guían tanto sus decisiones profesionales como su relación con el mundo.
Invita a las y los estudiantes a buscar sentido antes que títulos, encontrando su Ikigai (razón de ser), estudiar con pasión y cultivar serenidad para enfrentar los desafíos de la vida. “No estudien solo para obtener un diploma; estudien para transformar vidas, empezando por la propia”.
PRESENTE, MEMORIA Y FUTURO
En el marco del 41º aniversario de la UNAP, Rafael celebra a su comunidad con convicción y esperanza. Ve a la universidad consolidándose como referente innovador, humanista y regional, capaz de proyectar talento al país y al mundo sin perder identidad ni raíz.
“Ser parte de la UNAP es un motivo de orgullo. Aquí aprendí a creer en la región, en su gente y en el poder de la educación pública”. Su mensaje final es una invitación luminosa a soñar con los pies en la tierra y los ojos en el horizonte “El conocimiento no tiene fronteras cuando se aplica con propósito. Estudiar, enseñar y servir son caminos que se nutren entre sí. La UNAP me enseñó a creer en la región y en su gente. Ese orgullo y responsabilidad me acompañan siempre”

